17 Dic 5 cosas que no sabías de las ostras
Ostra es el nombre común de varias familias diferentes de moluscos de agua salada que viven en agua salada. Algunos tipos de ostras se consumen comúnmente cocidas o crudas, y en algunos lugares son consideradas como un manjar. También se toman a la parrilla, al vapor o fritas. La gente las ama o las odia, pero rara vez dejan indiferente.
Sin embargo, sorprendentemente, hay mucho que no sabemos sobre este sabroso bivalvo, salvo la idea que se tiene de que se comen crudas, acompañadas de champán y que las mujeres embarazadas no las pueden comer. Por eso creemos que te interesarán las siguientes curiosidades sobre estos moluscos.
Hay cinco especies diferentes de ostras
¿Sabías que todas las ostras provienen de sólo cinco especies? Y entre ellas tienes las del Pacífico o japonesas, las de Kumamoto, las ostras planas europeas, las del Atlántico y las de Olimpia. Aparte del agua en la que crecen, lo que hace que estos bivalvos sean diferentes unos de otros son las conchas.
La ostra europea tiene un caparazón grande y recto con crestas finas. Nuestras favorita es la ostra Gillardeau y la puedes encontrar en la carta de Duna Puerto. Son originarias de la zona de Marennes, en Francia y de ella se realizan más de 60 manipulaciones para conseguir un sabor. Un sabor suave y dulce.
Tienen muchos beneficios para la salud
Este bivalvo contiene una pizca de zinc, lo que es genial para hacerte sentir bien y mantener tu energía. Las ostras han sido reconocidas desde hace mucho tiempo como un afrodisíaco. Dicen que el zinc aumenta tu deseo sexual. Además, mejora tu sistema inmunológico, ayuda a eliminar el acné, alivia las erupciones y fortalece tus huesos. Son ricas en ácidos grasos omega-3, tienen calcio, hierro, zinc, fósforo y selenio.
Asimismo, tienen muchos nutrientes. Tienen una de las proporciones más bajas de calorías. Normalmente se recurre al pollo cuando se busca algún alimento bajo en calorías y rico en proteínas. Sin embargo, este vivalvo tiene entorno a la mitad de calorías que el pollo.
Saben mejor en el invierno
¿Alguna vez has escuchado es mejor no comer ostras entre mayo y agosto? La razón principal es porque es más difícil mantenerlas frías y frescas con el calor. No obstante, existe otra razón. Durante los meses de verano los bivalvos están desovando, lo que les da un sabor débil y acuoso. Durante los meses de invierno, cuando el agua está más fría, estos moluscos sencillamente saben mucho mejor.
Favorecen la conservación del medio ambiente
Las ostras limpian el agua. Cada ostra filtra más de 100 litros de agua al día. Piensa en cuánta agua limpia un criadero entero de esos impresionantes bivalvos, lo que hace que estas no sólo sean criaturas sabrosas, sino también buenas para el medio ambiente. Además, la mayoría de los criaderos de ostras tienen un bajo impacto en el medio ambiente natural y se gestionan para garantizar una alta sostenibilidad.
No todos los tipos hacen perlas
Seguro que en algún sueño has tenido la esperanza de abrir una ostra y encontrarte una perla reluciente. Pues bien, las ostras que comemos no son de ese tipo de ostras. Mientras que las ostras comestibles pertenecen a la familia ostreidae, las ostras perladas, o pinctada, son parte de la familia pteriidae. Además, a diferencia de las ostras comunes que conocemos, la pinctada se encuentra en las profundidades del océano, no cerca de la superficie.
Ayudan a las plantas a crecer
Quizás no debas tirar a la basura las conchas de ostras vacías. Las conchas son geniales para que crezcan las flores de tu jardín. La razón de esto es que la concha de la ostra está llena de calcio. Esta sustancia química puede mejorar el equilibrio del PH del suelo, agrega nutrientes a las plantas y fortalece sus paredes celulares. Todo ello nos lleva hace que las plantas más saludables y flores más brillantes.